La Comisión Europea presentó en 2012, por primera vez, un paquete de medidas de apoyo al emprendimiento y las empresas sociales, entre las que se incluyen un fondo de 90 millones euros que abrió la época de las empresas sociales.
“Las empresas sociales son una de las bazas con un gran potencial sin explotar en nuestro Mercado Único Europeo.”
No lo digo yo, sino el Comisario del Mercado Interior, Michel Barnier. Es más, el que fuera Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, añade:
“Las empresas sociales son un buen ejemplo de un enfoque responsable a la hora de hacer negocios, jugando un papel muy importante en el crecimiento económico y la creación de empleo”
Estas declaraciones se realizaron durante la presentación de la Social Business Initiative: el “Primer acontecimiento político sobre economía y empresa social organizado por la Comisión Europea”, tal y como expresa Hugues Sibille, pionero de la economía social y vice-presidente de la Credit Cooperatif.
El acto contó con la participación de más de 1.100 delegados, entre los que se encontraban ministros de Polonia, Reino Unido, Dinamarca y Túnez, el premio Nobel Muhammad Yunus, así como máximos representantes de las principales instituciones políticas, ecónomicas y sociales europeas.
Este gran interés no reflejó otra cosa que el inicio de lo que se ha ido cociendo en la Unión Europea en los últimos años para el sector del emprendimiento social. En el continente se estaban buscando nuevas fórmulas políticas y económicas para salir de la grave situación a la que se enfrentaba y, hoy en día, soluciones para poder seguir abordando los retos que tenemos como sociedad. Se necesita un nuevo marco que integre el desarrollo económico, la sostenibilidad ambiental, la inclusión social y la creación de empleo. Con este evento, por primera vez, Europa miró a las empresas sociales como un actor clave en este sentido. ¡Al fín!
La Social Business Initiative representa una fuerte apuesta política, un reconocimiento a la contribución y al gran potencial que tienen las empresas sociales en la construcción del futuro de Europa. Según datos de la propia Comisión, las empresas sociales representan más del 10% de todas las empresas europeas y emplean a más 11 millones de personas, un mínimo del 6% del total.
La Iniciativa establece un contexto que facilite el desarrollo de la economía social con tres líneas básicas de actuación: acceso a financiación, mejora de la reputación del sector y normalizar la legislación a nivel europeo, reduciendo la burocracia.
En el presupuesto 2014-20 se incluyeron 90 millones de euros para facilitar la financiación a empresas sociales. Además, se priorizó el acceso de emprendedores e innovadores sociales a los 375 millones de euros disponibles de los fondos estructurales. Con el lanzamiento del European Investment Fund, a principios del 2012, se fomentó la inversión social con un fondo de hasta 100 millones de euros. En la Iniciativa también se priorizó el fomento de cambios y clarificaciones en el sistema de compra pública para facilitar a las empresas sociales el acceso a contratos públicos.
Por otro lado, la Iniciativa admitió por primera vez que las empresas sociales comparten las mismas dificultades que cualquier pequeña y mediana empresa y, por lo tanto, abrió la puerta a que se pudieran beneficiar de las iniciativas del Small Business ACt for Europe. Personalmente creo que esta declaración fue un gran paso en el reconocimiento del sector.
La Small Business Initiative también reconoció que el sector del emprendimiento social tiene una especifidad propia, con unos problemas característicos que la definen. Entre estos destaca el poco grado de reconocimiento popular del sector, su poca presencia en los sistemas de educación europeos y la existencia de una amplia gama de definiciones. Sin lugar a dudas, tres problemas a los que todos podemos contribuir para superarlos.
Recuerdo que a finales del 2012 asistí en Bruselas, invitado por la Comisión Europea, al evento colofón de la Semana de la Pequeña y Mediana Empresa 2011. En el acto, presidido por Mr A. Tajani, Vice-Presidenta de la Comisión Europea, no se mencionó a las empresas sociales. En ese momento fue sorpresa para mi teniendo, en cuenta la dimensión que ya tenía el sector. Afortunadamente desde entonces el sector ha adquirido un gran reconocimienot. Aunque todavía hay mucho que mejorar y aprender. Todavía existen muchos actores de impacto social relevantes que no se reconocen con estas nomenclaturas y prácticas. Aunque es cierto que ahora se menciona expícitamente a las empresas sociales con más frecuencia y se tiene mucha más visibilidad que entonces.
Desde mi punto de vista, el gran reto sigue siendo lograr que las empresas sociales a nivel local se beneficien de las ventajas que ofrece la Unión Europea. Como apunta Jonathan Bland, CEO de Social Business International, a lo largo de los años se han aprobado muchas iniciativas europeas sin que realmente nunca hayan llegado a impactar en lo local. Según él, y yo no podría estar más deacuerdo, para que se consiga ese impacto local habría que fomentar un conocimiento generalizado del concepto de empresa social, así como una pluralidad de tipos y formas de empresas. Una base de conocimiento sobre diferentes modelos de negocio sociales y la facilitación de su difusión, aplicación y estudio. Habría que desarrollar metodologías apropiadas para medir el impacto social, así como dar más apoyo público a las empresas sociales, cambiando leyes y normativas para facilitar el acceso de estas a los contratos públicos, flexibilidad jurídica, etc.
Sin duda, la European Social Business Initiative supuso un gran avance en la consolidación de una nueva forma de hacer negocios. Ahora toca seguir poníendola en práctica cada día. Llegó la hora de la empresa social.